sábado, 28 de mayo de 2011

Segundo Acto


Sus ojos se abrieron de golpe. Un viento salió de su cuerpo haciendo que su traje se moviera por si solo. Ahora se veía el cuerpo de aquella mujer sólo iluminado por una luz azulada.
Su cabello oscuro caía gracilmente sobre sus hombros. No emitió sonido alguno. Se puso de pie y salió a paso lento de aquella "cueva" donde prácticamente había nacido.
Las puertas hechas con dura roca perfectamente dibujada y decorada con extrañas líneas se movieron solas para dejar paso a aquella mujer de tonos azulados.

Observó todo a su alrededor y caminó un poco más. Bajó las pequeñas escaleras que delante de la puerta habían. Al fondo, muy al fondo, una puerta aún mucho más grande.
De ahí, aparecieron de golpe miles de "personas" como ella, que corrieron con la intensión de hacerle daño.
Ella sólo levantó lentamente un brazo mientras de su cabeza salía una especie de tela con una calavera. Era como un velo de boda... pero oscuro y sucio.
Todos los que se acercaban morían desapareciendo con gritos de dolor. Otros, de lejos, se preguntaban que le pasaba a la joven Reika... Quién ahora, entre palabras inentendibles para ellos se acercaba.
Algunos corrieron gritando y sólo uno, él último que la encaró, habló.
Tú...! ¡Debes calmarteTienes demasiado poder....- Un grito salió de los labios del que había hablado. Había muerto al ser tocado por las manos de Reika.
- Nadie sobrevivirá... nadie.- Su mirada era oscura y su hablar pausado.

A sus pies, sangre que iba en pequeños hilitos hacia la cueva. Los observó dándose media vuelta y sonrió.
-Volveré...- Observó la mano con la que había tocado a aquel ser y pronunció.- La pena de esta persona...-

Cuando se quiso dar cuenta, estaba subiendo unas escaleras antiguas y de madera, en forma de espiral. Al llegar arriba, otra puerta de piedra y dos mujeres en la entrada.
Las mujeres llevaban kimonos bien atados, las manos con objetos punzantes atravesados y de sus ojos salían cuerdas ensangrentadas.
-Quiero ver a Sae.-
-Que ahora tengas poder no quiere decir nada... Cálmate.-
Reika solo pudo morderse el labio.
-¿Dónde está Sae?...-
-Descansa...- Dijo la otra levantando el brazo y señalando a Reika.- Tú deberías hacer lo mismo y aprovechar que Sae no habla... ¿no crees?-
Reika las observó sin decir nada más.
-Cálmate... estás demasiado nerviosa... Mira como has dejado el cuello de la casa... está destrozado por la presión. Vuelve a dormir... a tu cueva. Sae está descansando... y cuando despierte... se enfadará.-
-Tsk.... ¡Eso me da igual! ¡Ella está en mi casa! ¡Quiero verla! ¡Lleva demasiado sin hablar!-

Las dos guardianas la observaron.
-Vete. Ella irá a ti cuando despierte o te hará llamar...¡Cálmate!-
Reika agachó la cabeza y negó con ésta.

Otra vez.
Sae dormía. Lo cual era algo malo... Hace días reía y se la escuchaba por los tres pueblos.
Ahora, no se sabe de ella.
Reika se preocupa mucho por su "hermana".

Pero por ahora Reika es la que manda y controla todo... al menos hasta que Sae despierte.


Fin del Segundo Acto.

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