viernes, 16 de septiembre de 2011

Miro al cielo y suspiro. No hay nadie. No veo esa sombra que planeaba sobre todo.
Me entristece no haber aprovechado mejor el tiempo y haber reído más con aquella sombra.

Siempre lejana... siempre querida.

¿Quieres que te sea sincera, sombra Aviadora? ¿Quieres que al hablar sea sincera incluso conmigo misma?

Si, ya se te echa de menos.
Y admito, egoístamente, que me hubiera gustado hablar de algunas cosas contigo. Pero me pudo el miedo.

Miedo a que, te preguntarás. Y yo te lo diré.
Tengo miedo a mi voz.
Si yo hablo, al segundo, tengo a mil personas señalándome y gritándome por hablar... Si ellos hablan, no pasa nada, son angelitos. Tengo miedo de que de tus labios salgan lo que te metería vulgarmente por las orejas.

Ojalá algún día pierda mi miedo.
Sea por una ventana fría o tomando algo en el calor de una tarde de verano, me gustaría algún día hablar y hablar. De todo, de nada y de muchas cosas.

Aún así, sabes que aquí estoy.
Estoy en una isla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario